domingo, 20 de noviembre de 2011

Sumergido en aguas Celtas

Foto tomada por Javi
Dorres es una localidad y comuna francesa situada en el departamento Pyrénées Orientales en la región de Languedoc-Rosellón.


Es terreno específico de los Ceretanos (Keretanis), rodea el pueblo de Puigcerdà y está demarcado por una serie de dólmenes como los de la Borda (Eyna), el Cal Caballer (Brangoly), La Paborde (La Molina) y Can Auran (Prullans). Estos dólmenes fueron levantados por los antepasados de estos Keretanis, como pasó con los Celtas de Bretaña, pero ellos guardaron el recuerdo y la sabiduría ancestral y la transmitieron hasta llegar a los Compañeros del deber Románico, peregrinos de Santiago y Templarios.

Foto tomada por Javi
Los romanos concretaron en Cerdeña las rutas que pasaban por los puntos de edificación megalítica, la ruta principal venía del Rosellón por el valle del Tét y del Jardó. Llégada a la Cerdaña, entraba por el Coll de la Perxa y pasaba a 200 m. del dolmen de La Borda de Eyna (Pyrénées Orientales). Luego, se dirigía hacia el pueblo de Llivia para seguir después en dirección a Lérida, siguiendo el valle del Segre. Numerosas ramificaciones completaban la red ceretana, incluido Dorres. Pero antes de la llegada de los romanos, los "Keretanís" tenían ya su infraestructura de caminos y una capital que llamaban -Kerre-, nombre que pasó luego a ser -loulia Libika- patria de los Keretanis-libenses. Ahora el pueblo se llama -Llivia- y tiene la particularidad de estar encerrado en el territorio francés.

Foto tomada por Javi
 La tribu líbense fue la base del pueblo ceretano, algunos la consideran como un núcleo perteneciente a una raza muy antigua que tuvo que dispersarse y refugiarse en las montañas, raza de origen atlante o libio-tartésico. No es de extrañar que en la comarca se haya mencionado la presencia de varios esqueletos de gigantes, como pudieron serlos los atlantes pero todavía se desconocen los lugares exactos de descanso.


La manía de latinizar todo por parte de los romanos y de la historia convencional aportó a Cerdaña auténticos destrozos en la antigua raza indígena, en sus topónimos, costumbres y centros de interés. Un caso típico es el de las aguas sagradas de Dorres, lugar en el cual había una galería cubierta colocada a 1.380 m. de altitud. Los romanos hicieron desaparecer casi por completo el centro druídico correspondiente a una salida de agua benéfica, y trasladaron los "baños" más abajo formando el pueblo de -Vilanova de las Escaldes. Sin embargo en Dorres, queda algo de los antiguos baños celtas y todavía hay naturalistas que siguen bañándose al aire libre aprovechando las cualidades del agua como lo hicieron los habitantes de Cerdaña antes de los romanos.
Foto tomada por Javi

El nombre de Dorres puede venir del celta "Edors" (el límite de las tierras cultivables), lo que se verifica en este lugar de los Pirineos, o bien del vascuence "iturri" (palabra relacionada con el concepto de fuentes). Las dos etimologías se mezclaron en una cierta época, y el pueblo de Dorres se llamó sucesivamente -Edors- y -Iturres-.


Regresemos a la época megalítica, base de la cultura de los constructores e iniciados. Al principio, los monumentos megalíticos marcaron en muchas ocasiones las corrientes subterráneas magnéticas que a menudo tienen efectos positivos sobre las personas. Así se formó el culto a la Madre-tierra, a la Mutra céltica que luego pasó a ser virgen negra, como principalmente en Belloc. También fue el culto de Osiris e Isis que encontramos en los pueblos ceretanos de Isogall e Isavall (ahora Isóvol y Eiravals).


Foto tomada por Javi
La muestra más destacada en este sentido, es el dolmen de Brangoly, llamado antiguamente Braguile, situado en el norte de la Cerdaña, en la parte francesa. Es la clave de junción entre el monte de Belloc y las aguas sulfúricas de Dorres. A este lugar, llega la corriente telúrica procedente del macizo central francés y se ramifica en varios tramos después de cruzar los Pirineos. El dolmen tiene como dimensiones 3,60 m. de largo, 1,80 m. de ancho y 2 m. de alto. La cubierta que posee varias alvéolas indescifrables descansa sobre tres puntos en los tres soportes verticales. Sin embargo, la entrada está tapada por otras dos piedras inclinadas y perfectamente paralelas. Un solo punto de contacto une estas dos losas, una piedra de granito rosa de 10 cm. de largo. Hay que decir que el material del dolmen, como la piedra local es de granito gris mientras que hace falta ir lejos para encontrar granito rosa, el que sirvió en este caso como contacto magnético. Así el dolmen de Brangoly sirvió como instrumento potenciador de fuerzas telúricas recargando positivamente las aguas subterráneas locales, como Dorres, situado a 2 km. del dolmen. El magnetismo de Brangoly es aprovechado en las mejores condiciones de resonancia gracias a escasos puntos de apoyo que no sofocan las vibraciones. La losa de cubierta está sometida pues a una sutil tensión acrecentando las radiaciones. Pero el punto más original y enigmático sigue siendo esta pequeña piedra rosa de contacto entre las dos losas grises de la entrada. Cómo el sarcófago real de granito rosa dentro del Zed de la pirámide de Kheops rodeado de piedra caliza y que recibe y descarga energía.
Foto tomada por Javi

A muy poca distancia de Dorres, encontramos la Virgen de Odeilló-Font Romeu. Fue colocada para cristianizar un eslabón de los antiguos cultos a la diosa-madre, que en muchas ocasiones coinciden con manantiales de aguas curativas o benéficas. La capilla de la Virgen fue levantada en un bosque que estaba a la vera del camino de los que peregrinaban hacia Santiago de Compostela desde las tierras del Sur de Francia y las de Italia. En la Edad Media, el culto ancestral recobró su fuerza original y esotérica gracias a los peregrinos de Santiago que provenían de aquellas tierras y principalmente del Rosellón, como en la antigüedad lo hicieron los Keretanis.

Foto tomada por Javi
La virgen de Odeilló tiene ahora su emplazamiento en el monte de Belloc, situado a 10 Km. de FontRomeu, al norte de la comarca ceretana. Fue un lugar de culto a los dioses celtas Bel y Lug. Más tarde, fue cristianizado al encontrar un pastor una virgen negra. (Algunos piensan que la virgen fue encontrada por un toro, lo que indica todavía más relación con los cultos primitivos solares). Esta virgen tiene características tan especiales, distintas de las otras regionales de tipo románico que incluso los historiadores convencionales no se atreven a clasificarla. La orientación de la mano derecha del Niño y de la Virgen forman una angulación perfecta de 90° y señala alguna simbología específica recalcada por la longitud desmesurada de dos dedos del Niño y tres dedos de la Virgen (numerología esotérica 3+2=5, símbolo del hombre en la Tierra que encontramos en el sello de Salomón y en la arquitectura gótica).

En Belloc estuvieron los cofrades hospitalarios, orden relacionada con los Templarios y que custodiaron la ruta de Santiago por la Cerdaña. Si bien no fueron sus primeros propietarios, estuvieron allí mucho tiempo, hasta el siglo XVIII. La ermita de Belloc fue construida en el año 1330 para cristianizar definitivamente el lugar con el hallazgo de la Virgen por el siglo IX cerca de un pozo muy antiguo y orientado norte-sur.

Aún hoy en día, se hace una peregrinación al monte de Belloc el día 24 de Junio, día de la fiesta de San Juan, relacionado con el Fuego del solsticio y la conexión del Fuego celestial de Lug con la Tierra de Bel. En el pueblo de Osséja, se hace, todavía, frente a Belloc, una hoguera el día de San Juan según el antiguo rito procedente de los cultos druídicos y recogidos por los Compañeros del Deber. Consiste en elegir cierto tipo de madera y colocarlas construyendo nueve torres alrededor de las cuales se dan tres vueltas. Estos números 9 y 3 los encontramos precisamente en la angulación de la Virgen de Belloc: 90° y 30° de la mano de la Virgen con el eje central. Otro detalle interesante en la ermita de Belloc: la luz exterior penetra únicamente por 3 ventanales y coinciden en un solo punto, el emplazamiento de la Virgen al mediodía del solsticio de verano. 




Foto tomada por Javi



Un sendero nos lleva por los mismos caminos que recorrieron aquellos hombres del pasado, en el neolítico, los Celtas, romanos, templarios, un camino que por muchos siglos que pasen sigue ahí, cargado de magia, piedras milenarias que nos dan paso a bosques encantados y aguas curativas, fortalezas medievales y templos sagrados, siguiendo esos senderos uno se olvida de ciudades con rascacielos, de los transportes, del  tiempo,  de la época, simplemente transita por la historia, espectador de los mismos paisajes que un día miraron otros, prisioneros del encanto de la naturaleza y en el silencio notamos la sabiduría de su espíritu.




 

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